viernes, 24 de febrero de 2012

Armadura de Dios - El escudo de la fe

Hola a todos. El tema de esta reflexión se presta para hablar durante horas, y aún así creo que quedarían muchísimas cosas por decir. Voy a tratar de ir al punto en el que se asocia con el pasaje de la armadura de Dios. En cualquier caso, espero que les resulte útil.

"Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno" (Efesios 6:16)
En muchas ocasiones, la fe puede ser nuestra única protección posible. No tenemos que olvidar que en nuestra vida espiritual estamos cotidianamente peleando con cosas que no vemos. Y para defendernos de algo que no vemos, tenemos que aferrarnos a lo que nos une con lo espiritual: la fe.

Ahora bien, la fe es algo que a veces suena muy abstracto y con un significado difícil de precisar. En términos generales, podemos decir que tener fe en algo es tener confianza en eso, pero en la práctica es mucho más. Es apoyarnos en eso. Es confiar en eso y dejarnos influir por eso. Somos llenos de aquello en lo que tenemos fe.

HEBREOS 11:1-29
Este pasaje bastante largo me parece uno de los pasajes más reveladores de toda la Escritura. La fe es algo central para cualquiera que quiera seguir a Dios, y me parece que estas palabras están llenas de pistas sobre de qué se trata la fe. Dicho de manera resumida, creo que la fe es nuestra verdadera vista. La palabra dice que lo que se ve fue hecho a partir de lo que no se ve. Eso quiere decir que, en orden de importancia, lo que no se ve va primero. Lo que se ve es solamente un reflejo de lo que no se ve. Dios es invisible, y nosotros, aún hechos a su imagen, somos visibles. Interactuamos con aquello que está creado en el mismo orden que nosotros, en el de lo visible, a través de los ojos.

Entonces, la fe es el ojo para interactuar con aquello que no vemos. Es muy interesante la definición con la que comienza este pasaje. Dice que "La fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve" (11:1). Otra versión dice "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". Tener fe es entonces dar por hecho aquello que todavía no veo, es decir, lo que viene, lo que espero. Tener una confianza tal en que las cosas van a pasar de esa manera que ni siquiera lo dudo. Por supuesto, esto es difícil y hasta diría que no depende de nosotros. Aunque para lograr esa confianza tenemos que despojarnos de los presupuestos de lo visible y eso sí depende en gran medida de nosotros. Pero se trata de tener por seguro, justamente, dar por garantizado, aquello que esperamos.

Por otra parte, tener fe es dar por cierto aquello que no vemos pero que dentro nuestro sabemos. Es casi como saberlo "a ciencia cierta". Estar convencido de que aunque no lo vea, es cierto. Existe esta expresión que dice "tener una fe ciega". Bueno, justamente la fe es lo que nos da vista. Cuanto más ciegos somos a lo visible, más perceptivos somos a lo invisible. Por eso, el gran entrenamiento de la fe parecería ser dejarnos llevar cada vez menos por aquello que vemos, y guiarnos por lo que no vemos.

Esto, por supuesto, también es difícil. Lo que no vemos se nos escurre con más facilidad. Ahí es donde de alguna manera interviene nuestra acción directa. La fe tiene una parte consciente y otra no tan consciente. La parte consciente es aquella que, cuando viene un momento difícil o cuando no vemos las cosas con claridad, nos hace decir "No importa, sé que esto es de tal manera, aunque ahora no lo vea". La parte inconsciente es la que vamos trabajando cuando practicamos la consciente, y es la que nos hace estar cada vez más atentos a lo que no vemos.

Por ejemplo, en las relaciones entre personas, lo visible es lo que se dice y lo que se hace. Pero detrás de eso hay cosas invisibles para nosotros. El pasado de una persona, inmediato o lejano, es invisible para nosotros. Sus sentimientos son invisibles. Sus pensamientos y creencias son invisibles. Su estado de ánimo, aunque se refleja, es invisible. Su espíritu es invisible, sus motivaciones, su esencia. Todas estas son cosas que se nos escapan. Pero a medida que practicamos la parte consciente de nuestra fe, se nos escapan menos. Nos vamos volviendo capaces de ver un poco más a través de lo visible en la persona, y vamos sin darnos cuenta prestando más atención a esas cosas que no vemos.

Lo mismo pasa al comprender nuestra realidad, y el mundo que nos rodea. Si filtramos todo a través de la fe, vamos entendiendo las cosas de una manera distinta y más completa. La fe es la herramienta para abrir nuestra mente a la verdad.

Es por eso que es nuestra fe la que va a protegernos como un escudo. Si nos anclamos en lo invisible a través de la fe, nos aferramos al único que puede defendernos de aquello a lo que nos enfrentamos. Y haciendo esto no solamente estamos poniendo nuestra esperanza, nuestra garantía, nuestro apoyo en él, y en su palabra, y en todo lo que conocemos de él, sino además estamos alejándonos de lo visible. Si hay un camino rápido, es el que vemos. Si hay un camino fácil, es el que vemos. Pero el que no vemos es el mejor camino, sea rápido o lento, sea fácil o difícil. Por regla general, pareciera que lo fácil y rápido siempre son la peor opción.

Por eso, es nuestra fe la que nos va a servir de protección contra las situaciones difíciles que vivamos, anclando nuestra mirada en lo invisible, que está detrás, pasando esa situación. Nos va a hacer ver a través de ella. Y va a ser la fe la que nos va a proteger de las tentaciones, de esas ofertas del diablo de las que hablaba en la introducción sobre la resistencia. La fe es lo único que puede salvarnos, siempre.

Dice Romanos 8:24 que "la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene?". Por eso, en la esperanza, que no es otra cosa que la capacidad de esperar con confianza, mostramos la constancia de nuestra fe en Dios. A veces tal vez sea por eso que Dios permite que atravesemos momentos de gran dificultad. Para que nosotros mismos podamos salir fortalecidos en nuestra fe a través de la esperanza. No tenemos que olvidar que Dios planeó todo para que nuestra vida sea óptima, como dice la palabra: "sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman" (Romanos 8:28).

Bueno, espero que haya sido de gran bendición para ustedes esta reflexión. Mi recomendación es que ahora lean otra vez el pasaje de Hebreos, y tal vez encuentren todavía más profundidad en él que la primera vez. Está lleno de ejemplos que me hacen pensar en todas estas cuestiones sobre lo visible y lo invisible, y me tomaría otras tres publicaciones como mínimo explorarlas todas. Tal vez algún día lo haga. Lo importante es que ustedes puedan hacerlo por ustedes mismos según la palabra. Y confiemos, porque la fe es la llave de la victoria en toda nuestra vida.

Hebreos 11:1 - "La fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve"

Que el Dios invisible, creador de todas las cosas, los ayude a vivir cada vez más por fe, con total garantía en la esperanza, y total certeza en lo que no se ve, para que puedan resistir en todo momento y en toda situación. ¡AMÉN!

Hasta que volvamos a encontrarnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Querés compartir tus propias reflexiones sobre el tema?