martes, 21 de febrero de 2012

Armadura de Dios - El calzado del evangelio

Hola a todos. El tema de esta reflexión es un tema muy explorado en general, pero la primera vez que la hice descubrí cosas que no me había planteado antes. Espero que también sea de bendición para ustedes. Recuerden que de todo esto lo que más importa es lo que dice la palabra de Dios, no tanto lo que diga yo.

"... y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz" (Efesios 6:15).
Pienso que estamos acostumbrados a escuchar y leer que nuestra misión es anunciar las buenas noticias de Jesús. Ahora, llegado a este punto me pregunto, ¿cuáles son esas buenas noticias?

El versículo de Efesios nos da un indicio inicial. "Proclamar el evangelio de la paz", dice la palabra. Paz entre Dios y los hombres, en definitiva, pero también, y como consecuencia de ella, paz entre los hombres. Esto es a mi entender lo que Pablo llama "ministerio de la reconciliación". Después voy a volver sobre eso.

COLOSENSES 1:21-23
Este pasaje siempre me resulto muy revelador. Dice la palabra que cuando estábamos alejados de Dios éramos sus enemigos, a causa de nuestro pecado, es decir, de nuestra desobediencia. Nosotros queríamos exactamente lo contrario a aquello que Dios quería, y eso nos hacía estar enemistados con él.

Es precisamente esa enemistad la que Jesús vino a romper. Al morir por cada una de nuestras ofensas contra Dios, él pagó por ellas, haciendo que nada más se interponga entre Dios y nosotros. Por eso, al confiar en Jesús, en su obra, tenemos paz con Dios. Estamos aceptando que era necesario que alguien pagara por eso, y que Jesús lo hizo. Por lo tanto, estamos tomando el perdón de Dios por medio de la obra de Cristo y recibiendo su declaración de paz.

Esa es, entonces, la buena noticia: que mediante la muerte de Cristo, Dios sacó la enemistad del medio. Antes éramos sus enemigos por nuestra actitud desobediente y malas acciones, pero recibir y creer el evangelio trae un progresivo cambio de actitud y conducta.

2 CORINTIOS 5:17-21
Esta es la buena noticia. Que tenemos una segunda oportunidad de ser amigos de Dios, y ser restaurados. Ser enemigos de Dios va arruinando lentamente nuestras vidas, mientras el pecado va ganando más y más poder sobre nosotros. Pero un solo paso de fe rompe esa cadena y empieza un nuevo proceso, uno de liberación y restauración. Solamente un paso: confiar en Cristo, en su obra. En que Dios lo trató como debería haberme tratado a mí, con tal de que yo pueda ser justificado y liberado de la opresión. "No tomándoles en cuenta sus pecados", dice el texto. Se olvida de ellos. Los deja atrás.

A eso se refiere Pablo con el "ministerio de la reconciliación". Se nos encargó que le avisemos al mundo que Dios quiere hacer las paces. No quiere que el hombre siga luchando contra él, y contra los demás hombres. Quiere la paz, de una vez y para siempre. Nuestra tarea, si queremos ponernos el calzado del evangelio de la paz, es amigar al mundo con Dios. Como dice el pasaje, "somos embajadores de Cristo" (5:20). Nuestra oferta es la paz con Dios a cambio de un arrepentimiento genuino. Es la oferta de Cristo.

Colosenses 4:5,6 - Tenemos que estar siempre preparados para anunciar esta buena noticia de la paz, atentos a las oportunidades que tengamos. Encarnar el mensaje, comportarnos sabiamente, dice el texto. Nuestra vida entera tiene que estar enfocada en este objetivo. En anunciar la paz de Dios al mundo.

En definitiva, si enfocamos correctamente el mensaje, la gente va a recibirnos con brazos abiertos. Dice Isaías 52:7, "¡Qué hermosos son, sobre los montes, los pies del que trae buenas nuevas; del que proclama la paz, del que anuncia buenas noticias, del que proclama la salvación, del que dice a Sion: 'Tu Dios reina'!"

En fin, nuestra misión es reconciliar al mundo con Dios. Para esto, tenemos que anunciar esta buena noticia de la paz y la redención, la chance de empezar de nuevo. Pero es necesario encarnar este mensaje. Si proclamamos la paz, tiene que ser en paz. Si anunciamos el amor, tiene que ser con amor. Si ofrecemos la chance de empezar de nuevo, tenemos que saber perdonar y dar nuevas oportunidades. Dios lo hizo conmigo, y si quiero ser justo y sincero, tengo que hacerlo con los demás.

2 Corintios 5:20 - "Somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: 'En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios'."

Que el Dios de paz los vista con el calzado del evangelio, para que puedan anunciar con eficacia y con alegría el mensaje de la reconciliación, llevando al mundo a la paz de Dios. ¡AMÉN!

Hasta que volvamos a encontrarnos.

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