miércoles, 25 de septiembre de 2019

Job — ¿Por qué sufrimos?

El libro de Job parece ser el más misterioso y el más incómodo de los libros del Antiguo Testamento para la mayoría de los creyentes. Se discute mucho, dentro y fuera de la iglesia, pero en general se analiza poco. Prácticamente no he oído prédicas acerca de él. Y esto es muy llamativo, porque después de recorrerlo extensamente, me doy cuenta de que es un libro crucial para la vida y la fe de todo creyente, e incluso para que otras personas encuentren un hermoso motivo para acercarse a Dios.

¿Qué es lo que hace tan incómodo al libro de Job? En mi opinión, creo que lo principal es la temática que trata. El libro habla sobre el sufrimiento, un asunto que ha sido tradicionalmente difícil de abordar, tanto para la religión como para la filosofía. Una de las preguntas mayores de todos los tiempos es “¿por qué sufrimos?”. El libro de Job pareciera un intento por abordar la pregunta y buscar alguna posible respuesta.

Pero ahí es donde aparece lo que hace de Job un libro misterioso: no nos da una respuesta convincente para la pregunta. En cierta forma, nos deja con la pregunta en la boca. Es más, nos da varias respuestas para después decirnos que todas ellas eran falsas. No sólo eso, si nos adentráramos en lo más profundo, en lo que es la composición y la estructura del libro, descubriríamos todavía más misterios. Tal vez por eso los predicadores y los teólogos tienen sus reservas frente a él.

Por ejemplo, el mismo personaje de Job es misterioso. Más allá de la Biblia, no hay otras evidencias de que haya sido un personaje histórico, y peor aún, hay algunos motivos para pensar que no lo fuera. Uno de ellos es el hecho de que su historia aparece también en relatos de otros pueblos, pero no con el mismo nombre. Otro motivo es que su historia pareciera estar exagerada y creada a propósito.

Pero entonces, ¿tenemos que ignorar la evidencia y creer que fue un personaje real sólo porque aparece en la Biblia? ¿Tenemos que pensar que la Biblia está engañándonos? ¿Es posible que pueda ser un personaje ficcional y al mismo tiempo ser una historia verdadera? Para mí, sí. La Biblia es la verdad revelada por Dios, pero eso no quiere decir que todos los relatos son historias reales. Pensemos simplemente en las parábolas de Jesús: son narraciones con un propósito específico, con una enseñanza específica, pero no necesariamente son historias reales.

Sin embargo, son historias creíbles. Son relatos que, si no sucedieron, podrían suceder tranquilamente. Yo pienso que lo mismo sucede con Job. Tal vez su historia no sea en sí misma real; pero al mismo tiempo, está hecha de las historias reales de muchísimas personas a lo largo de la historia y a lo ancho del mundo que vivieron experiencias parecidas a Job. Desde ese punto de vista, el libro de Job sólo las estaría reuniendo todas en la supuesta vida de un personaje al que le pasan todas juntas en muy poco tiempo, para dejarnos una enseñanza específica. Así y todo, cuidado: podemos encontrarnos en la vida real con personas a las que también les pasaron todas juntas en muy poco tiempo. Por eso, Job puede tanto ser como no ser un personaje histórico real. Al final, no importa.

Otro misterio del libro de Job es que no se sabe con exactitud cuándo fue escrito. Algunos expertos lo ubican en un período muy antiguo de la historia de Israel. Otros lo sitúan en el período del exilio, o después. La verdad es que no hay manera de cerrar la discusión, al menos por ahora. Personalmente me inclino a creer que fue después del exilio, porque el pueblo de Israel se estaba preguntando precisamente “¿por qué nos pasó todo esto?”. Tendría sentido que Dios los inspirara para escribir esto.

Quiero referirme a otro elemento misterioso del libro, que es su composición. Si nos fijamos bien, el libro no sigue una secuencia narrativa como si fuese un cuento, o una crónica. Tiene sólo dos partes que pueden considerarse narrativas: el “prólogo” y el “epílogo”, el principio y el final. Pero la mayor parte del libro es una secuencia de discursos. Lo más llamativo de los discursos es que no se responden unos a otros de manera directa. Parecen más bien discursos intercalados. Algunos especialistas creen que, en realidad, lo primero en escribirse fue el principio y el final, y que el resto de fue escribiendo después. Los discursos serían entonces una especie de juego filosófico: ¿qué diría el que sufre (Job) en esta situación? ¿Qué le responderíamos desde nuestra teología? Por eso, habría una constante tensión entre Job y los amigos: es la misma tensión que experimenta la teología cuando quiere responder la pregunta “¿por qué sufrimos?”. Incluso el discurso de Dios no responde de manera directa los argumentos e interrogantes que se plantean en los demás discursos.

Quiero volver a decirlo: el libro de Job es misterioso e incómodo. Pero al mismo tiempo, me parece importantísimo reflexionar sobre él. Por eso, en las próximas publicaciones intentaré compartirles ciertas reflexiones que hice al explorar el libro desde una perspectiva que tal vez no se haya ensayado antes. No se trata de un análisis detallado, capítulo por capítulo, frase por frase y discurso por discurso. Invito a leer el libro de Job completo, sobre todo discurso por discurso, pero acá quiero analizarlo de otra manera. En primer lugar, el prólogo y el epílogo, para entender las reglas de este “juego filosófico” que los autores (o el autor, no se sabe bien) quisieron proponer. Después, la actitud y el punto de vista de los amigos. Después, el punto de vista y los planteos de Job. Por último, el lugar que ocupa Dios en este debate.

En cada caso, voy a cruzar el libro de Job con pasajes del Nuevo Testamento, pero tengo que hacer una aclaración. Muchas veces se hace esto para salir del embrollo en el que nos mete el libro de Job. Es decir, escuché por ejemplo que Job nos deja incómodos y el evangelio viene a darnos tranquilidad y sacarnos de la incomodidad. Yo no estoy tan de acuerdo: la incomodidad que nos produce el libro de Job, para mí, es intencional. Dios quiso que el libro de Job sea incómodo. La gente de su época no tenía el Nuevo Testamento para poder quedarse tranquilos; eso significa que esa incomodidad fue parte del objetivo de la revelación y de la inspiración divina. Pero entonces, ¿para qué voy a cruzar el libro de Job con el Nuevo Testamento?

Precisamente, para ver cómo las mismas preguntas que el Antiguo Testamento se hace en el libro de Job aparecen en el Nuevo Testamento, y cómo los planteos del libro de Job están en línea con los del Nuevo Testamento también. Es decir, lo que quiero mostrar con ese cruce es que el libro de Job no es una excepción en el mensaje bíblico, sino un libro que profundiza sobre temas de los que otros escritores inspirados hablaron también, y que tiene en sí mismo un mensaje de esperanza para dar. No necesitamos huir y refugiarnos en el evangelio para salir de la incomodidad que el libro de Job nos produce. Desde mi punto de vista, el mismo libro de Job forma parte del mensaje del evangelio y, por lo tanto, lo incluye. Correctamente entendido, el libro de Job contiene un mensaje de esperanza, una buena notica, para los creyentes de todos los tiempos.