jueves, 9 de febrero de 2012

Armadura de Dios - El cinturón de la verdad

Hola a todos. Hace algunos meses había empezado a publicar una serie de reflexiones, de las que publiqué solamente la primera, referidas a nuestra lucha espiritual. En el medio me pareció oportuno comentar mi experiencia de encuentro con Dios, y ahora mi idea es poder seguir con esta serie. La última vez había hablado acerca de la necesidad de rechazar las ofertas que nos hace el tentador, y había dejado como cierre un pasaje en el que se hablaba sobre la armadura de Dios. Precisamente de eso se trata esta serie.

En la publicación anterior había planteado la importancia de llenar nuestras mentes de Jesús. Cuando hacía esta reflexión por primera vez, me pareció que una buena manera de ayudar a que esto pase es memorizar ciertos versículos que consideremos centrales sobre algún tema en particular. Así que en esta serie, en cada publicación, voy a dejar como cierre un versículo que me haya parecido centro de la reflexión. Y la idea es además que, paso a paso, vayamos analizando y memorizando el pasaje sobre la armadura de Dios, y que cada día, al despertar, podamos recordárnoslo a nosotros mismos para empezar el día, digamos, vestidos de Cristo.

Bueno, escribo acá el pasaje entero: "Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios." (Efesios 6:14-17)

"Mantenganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad..." (Efesios 6:14)
Esta es la primera frase del pasaje de la armadura de Dios. Ahora bien, ¿qué es el cinturón de la verdad? La verdad, hasta donde sabemos, es la enseñanza de Cristo. La palabra nos anima a armarnos con esta enseñanza, pero no solamente armarnos, dice "ceñirnos", ajustarnos la enseñanza de Cristo a nuestro ser. Mirar siempre, permanentemente, a Jesús, pegarnos a él.

JUAN 8:31,32

Una pregunta que me hice al reflexionar sobre esto fue, ¿cómo hago para ceñirme a Jesús? Este pasaje me dio una respuesta absolutamente directa. Dice el versículo 31, "si permanecen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos". Conocer las enseñanzas de Jesús requiere leer la palabra, informarnos, saber qué dijo, pero no es suficiente con leerlo, ni siquiera con entenderlo. Es necesario aplicarlo y mantenerse en ese camino. Permanecer fieles a eso que aprendimos. La manera de ser discípulo de Jesús es seguir sus enseñanzas. Esto implica perseverar, no dejarnos arrastrar por la tentación, de lo que sea, es decir ignorar las ofertas del tentador

Por supuesto, esto está entre esas cosas que es más fácil decir que hacer. Pero el incentivo es muy grande. El versículo 32 continúa la frase: "...y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres". Hay ciertas cosas en las que caemos con frecuencia, volviendo una y otra vez al mismo punto, cometiendo el mismo error. Cada vez que me pasa esto, siento que estoy atado, encadenado por estas cosas. Siento como si fuera un ser capaz de volar, pero con el cuerpo envuelto en ataduras. La palabra dice que si seguimos con constancia las enseñanzas de Jesús, sólo así vamos a conocer la verdad, es decir, la vamos a conocer en profundidad, y es este conocimiento profundo el único que nos puede hacer libres. Libres de esta sensación, libres para volar a pesar de nuestras ataduras, libres para llevar adelante los propósitos de nuestras vidas a pesar de los obstáculos.

Libres, en definitiva, del pecado. Romanos 8:2 dice "la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte" como consecuencia de estar unido a Cristo. Podríamos decir, como consecuencia de estar ceñido a Cristo, a su enseñanza, a la verdad.


En definitiva, el diablo es el padre de la mentira, por lo tanto la verdad es lo opuesto a él, a su naturaleza. La verdad es el medio para contrarrestar sus mentiras y por lo tanto su poder. Por eso es importante también hablar la verdad. Proclamar las buenas noticias y transmitir las enseñanzas de Jesús son la mejor manera de ayudar y proteger a otros del tentador. Donde hay verdad no puede entrar el poder del diablo.

Y esto incluye ser una persona verdadera. Por eso hay que ajustarse a la verdad, ceñirse con ella. Tenemos que ser verdaderos en todo. Si hablamos mentira, damos paso al tentador. Lo mismo si ocultamos algo por temor a que se sepa. Lo que oculto es parte de la mentira. La verdad es la luz, y todo lo que es verdadero puede salir a la luz. Lo que no puede saberse, es parte de la mentira.

En fin, tenemos que estar siempre preparados para ser verdaderos, sinceros. Tenemos a nuestro favor que la parte más importante de la verdad nos fue revelada en Jesús y sus enseñanzas. Si miramos a él y nos enfocamos en él permanentemente, vamos a estar ceñidos a la verdad. Esto no es fácil ni se logra de un día a la mañana, es algo de todos los días. Pero el incentivo es muy grande: nos espera la libertad, la verdadera libertad.

Juan 8:32 - "Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres."

Que el Dios de la verdad los llene de luz en su interior, para que puedan vivir y caminar ceñidos con el cinturón de la verdad. ¡AMÉN!

Hasta que volvamos a encontrarnos.

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